sábado, 10 de mayo de 2008

SER O NO SER, RESISTIR O COLABORAR

Hemos venido denunciando desde el ascenso al poder de los hermanos Arias, el proceso de instauración de un régimen político fascista, travestido con los retazos de la finada “democracia” liberal; el fundamento de esta tesis, también continuamente planteado, es que la culminación del proceso de neoliberalización de la economía, requiere un gobierno autoritario y totalitario. Sabemos que el primer experimento realizado en América Latina con el modelo neoliberal, fue Chile y se realizó a través de la sangrienta dictadura de Pinochet. No olvidemos que esta satrapía no fue solamente una dictadura militar, sino el primer régimen que impuso el modelo de los “Chicago boys”, a sangre y fuego. La condenatoria a un importante sector de la población a la exclusión, a la marginación, solo es posible con un régimen represivo y autoritario.

La dictadura fascista de los hermanos Arias se apresta a dar otro zarpazo con la denominada “ley anti-terrorista”. Hemos dicho que frente al fascismo, la única respuesta es la resistencia. Dijimos que el mal denominado tratado de libre comercio era un asunto táctico, que se debía preparar la resistencia permanente. Pocos han atendido nuestro llamado de alerta. Pero lo más alarmante es que, como en todo régimen fascista, este ha generado un sector colaboracionista; este sector esta compuesto por personajes que se dicen a sí mismos “enemigos” del régimen, pero colaboran activamente con él. Aquí todos los que están de cabeza preparándose para las elecciones del 2010, son solamente colaboracionistas, puesto que están dándole credibilidad y legitimidad a la máscara “democrática” de la dictadura.

Participar en elecciones bajo este régimen es simplemente, colaboración. Peor aún, aparecen ahora los colaboracionistas delatores, que son aquellos y aquellas personajes, que, diciéndose opositores, aparecen en todos los medios posibles, denunciando a quienes llamamos a la resistencia y a la desobediencia civil. Y más aún, pidiendo nuestra exclusión de “sus marchas”, de “sus tarimazos”. En Francia, bajo la ocupación de los nazis, los colaboracionistas formaban su propia policía “francesa”, para intentar aniquilar a la resistencia. En Costa Rica, los colaboracionistas quieren organizar un grupo de choque que nos impida, a los partidarios de la resistencia, acercarnos a “sus” manifestaciones pacíficas y sujetas a las reglas del poder.

Es grave y es necesario denunciarlo, porque solo les falta ya ir directamente con la policía a dar los nombres de quienes resistimos. Los colaboracionistas comenzaron a actuar desde el momento en que los hermanos Arias tomaron el poder, aquel fatídico 8 de mayo, cuando nos condujeron al callejón sin salida frente al ICE, bien lejos del Estadio Nacional, para no interrumpir la tranquilidad del “traspaso” de poder. Luego, cuando la resistencia se acercó al Estadio, por el sur, los colaboracionistas explotaron en indignación los días siguientes, delatándonos con la policía. Uno de los más conspicuos colaboracionistas salió diciendo que quienes expresamos nuestra protesta al costado suroeste del Estadio Nacional, éramos los anarquistas, los de la asamblea del pueblo y la gente de San Ramón: solo le faltó darle los números de cédula a la policía.

Ahora, con la protesta combativa realizada el primero de mayo pasado contra el régimen, vuelven de nuevo los colaboracionistas a la carga. Es indignante ese papel de engañar a la gente víctima del terrorismo estatal (el neoliberalismo no es más que terror económico) haciéndose pasar por opositor a la dictadura, cuando en realidad son piezas de aquella. Decía Herbert Marcuse, el gran inspirador del mayo 68 francés, rebelión que hoy cumple 40 años: “En una sociedad represiva, los mismos movimientos progresistas corren el riesgo de pervertirse y de pasarse al extremo contrario, en la medida en que acepten las reglas del juego y por ello hay que estar alerta contra la red de complicidades en que es posible caer, como cayeron antes que ellos muchos rebeldes, transformados en pacíficos pensionistas del régimen que rechazaban.” Los colaboracionistas son eso, pacíficos pensionistas del régimen que dicen rechazar, por eso exigen el respeto de las reglas del juego establecidas por el régimen. Pero, un final feliz, en Francia, la resistencia triunfó y el fascismo fue derrotado. Continuemos resistiendo.

Firma: La resistencia y no les daremos gusto entregándonos, a quienes nos están pidiendo nombres.

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