martes, 13 de mayo de 2008

• DESDE MI VENTANA

A montarse en vaca flaca
ANACRISTINA ROSSI
El presidente nos anuncia que vienen vacas flacas. ¿Cuáles serán esas vacas? ¿Las que se arrean y facilito entran en el corral? No, esas son flacas y gordas. ¿Las de sus fincas? No; todos sabemos que Arias es inmensamente rico, esas estarán siempre de rajar con la uña. ¿Entonces cuáles?
Examinando las entrevistas que el presidente dio a La Nación, La Prensa Libre y Al Día se llega a la conclusión de que las vacas flacas que nos esperan son la pobreza. ¡La pobreza! ¡Pero si Arias nos dijo que aprobándose el TLC, todos los ticos íbamos a poder cambiar los Hyundai y las motos por carros Mercedes y BMW! ¡Y que si no se aprobaba, todos nos íbamos a tirar del puente de los Anonos!
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¡Y el TLC se aprobó como él quería y ahora lo que nos dice es que nos olvidemos del Mercedes o del BMW, porque en lo único que vamos a poder circular es en una vaca flaca! ¿Quién entiende al presidente?
Yo. Arias lo explica claramente en sus entrevistas. Dice que la pobreza vendrá porque Costa Rica es muy dependiente de Estados Unidos, y por lo tanto la crisis de Estados Unidos hace que la pobreza aumente acá.
Eso es definitivamente cierto. Lo que también es cierto y que Arias no permitió que se informara a cabalidad durante el referendo, es que el TLC y las leyes de implementación nos vuelven aún más dependientes de Estados Unidos. Y como según los expertos lo más posible es que la crisis de los gringos se agrave mucho más y dure largo rato, el TLC y las leyes de implementación traerán, ya no vacas flacas, sino vacas esqueléticas para Costa Rica, vacas a punto de morir.
Por lo tanto, en buena lógica, lo que hay que hacer para evitar la pobreza es impedir que el TLC y las leyes de implementación empiecen a operar.
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Arias tiene el deber moral de explicarle al país que el TLC es la coronación de un modelo basado en la inversión extranjera directa, las exportaciones, la ausencia de seguridad alimentaria y el abandono de la producción nacional. Ese un modelo que nos ha vuelto muy débiles y vulnerables a las crisis externas. Por ejemplo la crisis de Estados Unidos, o la crisis de hambre provocada por el neoliberalismo y los biocombustibles.
Porque la verdad es que Arias hubiera podido aliviar la flacura de las vacas, si en lugar de meternos el TLC hasta por debajo de la lengua, hubiera usado sus 38 diputados para: aprobar por ejemplo un impuesto a las ganancias de capital, que existe en todos los países civilizados; fomentar la producción nacional de arroz, frijoles, maíz, etc.; y para estimular la inversión tica en lugar de la inversión extranjera. Si hubiera hecho esas tres cosas tendríamos talvez la visita de vacas esbeltas, pero no de vacas flacas.
¿Por qué Arias no acepta que se equivocó y da marcha atrás? Aún estamos a tiempo de evitar una catástrofe.

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